Contaminantes orgánicos persistentes

Contaminantes Orgánicos Persistentes

La industria química está experimentando un cambio en la producción de sustancias químicas de la OECD (Organización para la Economía, Cooperación y Desarrollo) a los países no pertenecientes a la OECD. Esto aumenta el interés y los retos del manejo de sustancias químicas de forma segura en el mundo en desarrollo. Por ejemplo, la OMS estima que alrededor del 3% de los trabajadores agrícolas expuestos sufren un episodio de intoxicación aguda por plaguicidas cada año. La inmensa mayoría de las muertes tienen lugar en países en desarrollo.

Los efectos crónicos de exposición a productos químicos tóxicos frecuentemente no se denuncian, especialmente en el mundo en desarrollo. Compuestos industriales como el metil-mercurio, plomo, PCB y otros neurotóxicos causan trastornos del desarrollo neurológico, con implicaciones sociales muy graves: los estudios de la última década han demostrado que la exposición prenatal a un bajo nivel de metil-mercurio se correlaciona con la disminución del coeficiente intelectual, lo que provoca una baja del promedio del coeficiente intelectual a nivel poblacional.

Los efectos de la exposición a tóxicos en la fauna y los ecosistemas también están bien documentados, a pesar de que la relación causa y efecto puede ser difícil de determinar. Por ejemplo, los plaguicidas se han visto implicados en el declive de los anfibios de todo el mundo; durante décadas se ha sabido que los metabolitos del DDT provocan el adelgazamiento de la cáscara de huevo y son responsables de la disminución de las poblaciones de aves comedoras de pescado. Recientemente también se demostrado que los arrecifes de coral están bajo amenaza por los plaguicidas, lo que agrava los efectos del cambio climático.

El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) y su eliminación es un instrumento para la protección mundial de la salud humana y el medio ambiente de estos compuestos. En agosto del 2006 Costa Rica firma el Convenio de Estocolmo y en noviembre de ese mismo año lo ratifica mediante Decreto Ejecutivo 33438. De esta manera, el país se unió al esfuerzo que aproximadamente 146 países realizan en el mundo, por hacer una gestión adecuada de los componentes orgánicos persistentes (COPs). En el marco de este Convenio se ha elaborado el Plan Nacional de Implementación del Convenio de Estocolmo para la Gestión de COPs en el país. El PNI cuenta con seis planes de acción para los temas de las existencias de Bifenilos Policlorados, la generación de Dioxinas y Furanos, las existencias de Plaguicidas COPs y vencidos, el Fortalecimiento Institucional, Jurídico y Sensibilización y Comunicación para la población.

Se requiere, como primeras acciones, la documentación de los inventarios, manufactura, importadores y exportadores, usos y disposición de los contaminantes orgánicos persistentes, y la dimensión de la problemática y su impacto en la salud humana, implicaciones ambientales y socioeconómicas. Esto, con el fin de poder brindar información al público, buscar cambios de conciencia, disminución del uso y educación sobre las obligaciones contraídas con la firma del convenido de contaminantes orgánicos persistentes y buscar soluciones y alternativas a los contaminantes orgánicos persistentes.

Durante la ejecución de la Quinta Fase Operativa del PPD no se desarrollaron acciones en esta área focal.