GUARDIANES DE LA BIODIVERSIDAD
en llamas
Caso: Brigadas Forestales Voluntarias de Incendios Forestales
Socios: Brigadas Forestales Voluntarias de Incendios Forestales
Ubicación: Territorio Nacional
APORTE: $1,115,274
Los incendios forestales representan una amenaza devastadora para las Áreas Silvestres Protegidas y zonas de amortiguamiento. En el caso de Costa Rica, esa es la categoría en la que cabe el 26% del territorio nacional que alberga el 6% de la biodiversidad del planeta. Son más de 500 bomberas y bomberos forestales voluntarios de Costa Rica quienes se encargan de atender y proteger con su vida las áreas naturales que se ven amenazadas ante este tipo de incidentes, poniendo en riesgo su vida y su salud. Este grupo de 154 mujeres y 373 hombres conforman una de las pocas profesiones donde el altruismo tiene lugar. Ellas y ellos, han decidido cuidar de manera voluntaria— aún a costa del propio bienestar—, actuando en las regiones de mayor incidencia de los incendios forestales, como lo son el Pacífico Norte, Pacífico Central, Sur y Puntarenas. Desde su creación, hace 30 años, el PPD ha contribuido de manera ininterrumpida con el SINAC para apoyar el combate a incendios forestales. Con $1,115,274 invertidos, 92 BRIF fortalecidas, equipadas y capacitadas para el combate de los incendios forestales; tres Estrategias Nacionales Manejo del Fuego, y un acompañamiento constante, el PPD ha incidido de manera clara y directa en el manejo de incendios forestales, incluyendo así también las áreas de bosque en territorios indígenas.
Pamela Campos, bombera voluntaria y directora de la Fundación Madre Verde, socia estratégica del programa durante las últimas fases; no duda en afirmar que “somos hijas del PPD”. Iniciativas como la Fundación Madre Verde nació a partir de fondos del programa contribuyendo a la conservación de los recursos naturales y fuentes de agua de la Reserva Forestal que lleva el mismo nombre y formación de la Brigada Forestal Voluntaria de Bijagual de la mano con el SINAC en el CBPLL. El soporte brindado, ha permitido la dotación de equipo de protección personal y un espacio de bodegas que sirve para resguardar los equipos, procesos de formación, capacitación y con especial énfasis promover la participación de hombres, mujeres y jóvenes en la conservación de los recursos naturales de manera local y regional. Desde la vertiente del conocimiento, ha fortalecidos las capacidades de los voluntarios, la estructura operativa para el funcionamiento y la movilización. El intercambio de experiencias ha sido clave para la consolidación del proyecto, junto a estrategias de comunicación y divulgación que también se han extendido al Programa Nacional de Manejo de Fuego. Todos estos esfuerzos toman en cuenta el componente de género, siempre presente en los proyectos apoyados por el PPD. Siendo así, el proyecto incluye el componente de equidad, un esfuerzo que va en proceso, pues actualmente la tercera parte de las personas colaboradoras son mujeres.